~ Las Vueltas de la Vida ♥

Capítulo 9: Definiendo sentimientos.

Ya era sábado por la tarde y nos íbamos a juntar con Lali para hacer el trabajo practico, aunque no le hubiera gustado para nada a Paula. Al principio me sentí mal por ella, aunque en realidad no había hecho nada malo, solo le había pedido a Lali, una chica que me atraía más que Paula, que hiciera conmigo el trabajo práctico. Para empeorar la suerte de Paula Lali vendría a mi casa y mis padres no estarían ya que trabajaban hasta tarde. Bueno si algo malo estaba haciendo o algo malo podría hacer.

Habíamos quedado a las 3:00, pero ya eran las 3:10 y todavía no había llegado, lo que me desesperaba. Me había arreglado bastante, llevaba puesto una camisa negra con unos jeans azules y zapatillas. También ordené la casa, más en especial mi cuarto, aunque no se porque razón lo había hecho. A las 3:17 suena el timbre, estaba en mi habitación así que bajé las escaleras como loco y abrí la puerta y ahí estaba ella vestida con una remera blanca suelta, un jean negro apretado, unas botas largas negras con tachas y tenían taco, bastante alto y un bolso blanco. Tenía en su rostro su sonrisa característica de ella. Su cabello castaño y largo estaba sujetado con una coleta alta.

Lali: Hola – Dijo sonriéndome.

Peter: Hola – le conteste mirándola de arriba abajo, era perfecta, su cuerpo, su rostro, TODO. – Pasa.- Ella entró tímida – Deja las cosas ahí – le dije señalando un sillón. Ella depositó en él el bolso,

Lali: Muy linda casa – dijo mientras continuaba mirando todo – Me llevas a conocerla toda? – me preguntó y yo obviamente acepté.

En el piso de abajo le mostré la cocina, el living, el comedor y el patio de atrás donde se encontraba Lila, mi perra que era una Golden Retriever color cremita, tiene dos años y no es de llevarse bien con los invitados, pero esta fue la excepción. Del primer momento que vio a Lali la quiso, fue raro ya que a Paula nunca la llegó a querer, pero con Lali fue diferente.

Lali: Hola hermosa – le decía mientras la perra la recibía saltando hiperquineticamente.

Peter: Que raro – dije en realidad sin querer decirlo.

Lali Que cosa es rara? – preguntó extrañada.

Peter: Que les caigas bien, ella es muy celosa es raro que algún extraño le caiga bien. A Paula la odia, por ejemplo – dije explicándole.

Lali: Bueno entonces me siento privilegiada – dijo riéndose.

Peter: Queres ir a conocer arriba? – le pregunté

Lali: Dale.

Juntos abandonamos el patio y subimos las escaleras hacia el piso de arriba. Le mostré las habitaciones de mis padres y mi hermana, Rocío, que había salido con amigas.

Peter: Y por último, mi cuarto- Dije abriendo la puerta blanca que conectaba en pasillo del piso de arriba con mi habitación. Era espaciosa, o por lo menos eso parecía porque estaba limpia, las paredes eran de color blanco y el piso de madera oscura plastificada. Tenía una cama de dos plazas, un placard. Encima de mi escritorio, el cuál nunca usaba para estudiar, estaban el equipo de música, discos y la laptop.

Lali: Me gusta, es linda. – Dijo inspeccionándola.

Hubo un silencio incomodo, en el cual nos mirábamos los dos a los ojos. Esos ojos marrones que estaban disimuladamente delineados, estaban posados en mis ojos. Me acerque a ella y le acaricié su mejilla izquierda. Ella no se oponía solo me miraba fijamente a los ojos y de vez en cuando a mis labios. Supuse que ella también se moría de ganas de besarme, asi que lentamente me fui acercando a sus labios carnosos. Para mi mala suerte sonó mi celular, el cual me saco de ese trance en el cuál estábamos con Lali. Tomé mi celular y contesté sin mirar previamente el número.

Peter: Hola? – dijo. – No, no puedo. Sabes que estoy haciendo el trabajo – le contesté subiendo de tono porque sabía que lo que me decía era a propósito – Otro día, Chau – le dije sin convicción. Lali me miraba si entender – Era Paula – le dije.

Lali: Bueno, hacemos el trabajo? – dijo Lali cambiando de tema.

Peter: Dale – le dije, agarré la compu y bajamos.

Paula de nuevo me arruinaba un momento perfecto con Lali, pero que le quede claro que no me iba a rendir.

Continuará…