Las vueltas de
la Vida
Capitulo 1: Introduccion.
En Necochea dejé
alguien que también era importante para mi, mi mejor amiga, Candela, pero nos
prometimos seguir en contacto y vernos cada vez que tuviéramos la oportunidad y
nosotras nunca rompíamos una promesa.
Dejé mis pensamientos a un lado y me dirigí a mi armario
que era bastante grande, pero al abrirlo parecía muy pequeño ya que no entraba
más ropa de la que ya tenía. De el saqué un jean negro, mi favorito, y una
blusa blanca un poco ajustada, me hubiera puesto tacos, pero preferí sentirme
cómoda en mi primer día, así que opte por llevar una converse negras. Fui hasta
el espejo y empecé a maquillarme, no mucho, solo un poco de delineador por
encima y debajo del ojo, algo de rimel, un pintalabios color natural que hacían
resaltar mis labios carnosos y listo, tan simple como eso. Luego me puse unos
aros colgantes con piedras negras y blancas, alrededor de mi muñeca coloqué
algunas pulseras y agarrando un cepillo comencé a cepillar mi cabello castaño
claro, largo y con ondas.
Al terminar de arreglarme agarré mi bolso y bajé las
escaleras de mi casa, me dirigí a la cocina donde se encontraba mi mamá,
Gimena, y mi padre, Nicolás, que estaban desayunando.
Lali: Buen Día.
Nico: Buen Día hermosa.
Gime: Que vas a desayunar hoy?
Lali: Nada voy directo al colegio.
Gime: Tenes que desayunar, mira si te pasa algo… -Llegó a
decir hasta que la interrumpí.
Lali: Como allá, no te preocupes.
Nico: Lista?- Me preguntó mi papá terminando su café y
agarrando su bolso con sus papeles para el trabajo.
Lali: Si- le contesté mientras agarraba mi cartera negra
con un par de cuadernos y una lapicera.
Me dirigí a la entrada y me subí al auto.
Nico: Nerviosa?
Lali: Si, demasiado. No sabes lo que daría porque este
Gastón acá conmigo. – le dije con un poco de tristeza.
Nico; Ya lo vamos a ir a ver, quédate tranquila.- me trató
de consolar mi papa.
Lali: Sabes que no es lo mismo- le conteste con una mirada
que parecía que lo estuviera retando.
Después de terminar de hablar el auto frenó y al girar mi
cabeza hacia la derecha pude admirar un edificio de dos pisos, pintado de color
crema con un cartel que decía: “Instituto Ramón Falcón”.
Nico: Acá es, no queda muy lejos de casa. Solo 10 cuadras.
Saludé a mi papá y me bajé del auto. Mi papá arranco y ahí
quede yo, sola enfrente de la enorme estructura rodeada de chicos y chicas de
mi edad y mas chicos.
Continuará…
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